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La chica del tercer banco a la izquierda

Por Paula Doménech Enseñat

Alicia era una chica joven y sencilla. Era muy atractiva, aunque intentaba disimularlo. Cuando sonreía, tenías la sensación de estar en el paraíso y de estar libre de preocupaciones. Pero en ese momento ella no era feliz. Lágrimas brotaban de sus ojos, pues estaba harta de la típica charla de su madre. ¿Qué tenía Javier de malo? Bueno, vale no era cristiano y la familia de la joven daba mucha importancia a ese término. Ella también, pero estaba enamorada. Cuando estaba con él se sentía como una niña. Hacían locuras, iban a bailar y se divertía muchísimo. A parte tenía moto. En aquella época de los 70-80 aquello era perfecto. Pero eso no le importaba a su madre, pues esta deseaba que su hija se hiciera monja de clausura. O por lo menos se conformaba que el marido lo eligiera ella.

La noche siguiente había quedado en ‘’ LA POLKA ’’ con Javier. Aquel bar era el favorito de la pareja, pues en él se podía bailar y se tomaban las mejores caipirinhas. Hablaron mucho aquella noche. Tomaron una copa y salieron a bailar. En ese momento sonaba la canción El mundo de Jimmy Fontana. Entonces él dijo que se iba, que la dejaba sola. Javier se iba a estudiar fuera dos años. Alicia paró de bailar, le faltaban las palabras. Así que salió corriendo dirigiéndose al parque; tercer banco a la izquierda y se sentó. Rompió llorar. Aquello no le podía pasar a ella. Él estaba tan guapo aquella noche con su chaqueta de cuero. No dejaba de pensar que todo había acabado. Que él se iba. Entonces empezó a llover. Llegó a su casa empapada. Fue rápidamente al teléfono y llamó a Javier. Le dijo que la perdonara por no entenderle. Él le prometió escribirla y no olvidarse de ella.

Llegó el día de la despedida. Alicia se fue  despedirse de Javier. Cuando llegó él ya estaba entrando en el barco. Ella le gritó y le dijo que le quería. Javier, con el billete de tercera en la mano, se giró, le sonrió y se marchó.

Pasaron las semanas y las cartas prometidas de Javier no llegaban. Alicia comprendió que Javier se había olvidado de ella. Así que después de dos meses llorando decidió olvidarse ella también de él. Cogió el teléfono y llamó a su amiga Andrea. Aquella podía conseguir que te olvidaras de todo el mundo. Cuando cogió el teléfono Andrea, Alicia le explicó su desgracia y su amiga le dijo que viniera esa noche a verla actuar, pues era la cantante de un grupo de rock; además le comentó que quería presentarle a alguien.

···

Andrea era una joven guapa, pero carecía de atractivo. Aún así, causaba furor entre todos los chicos y la consideraban la maestra de la guitarra eléctrica. Era divertida y tenía la cabeza llena de pájaros.

· · ·

Alicia se arregló más de lo habitual y salió de casa. Cuando llegó a la plaza, reconoció enseguida a Andrea. Su pelo rizado y negro, su manera extravagante de vestir, aquellos enormes ojos y su risa sonora. Se fijó en el chico que la acompañaba. Era mucho más guapo que Javier y parecía muy honrado, aunque en la cara se le veía ese toque pillo. Alicia tuvo un flechazo.

Andrea los presentó y en seguida se cayeron bien. El chaval se llamaba Fernando. Después de vociferar la canción de “Simply the best” en el concierto decidieron quedar los dos en La Luna la semana siguiente.

 La semana antes de la cita Alicia se iba todas las noches de marcha con Andrea. Juntas eran las reinas de la pista. Se convertían en el centro cuando el DJ ponía Y.M.C.A., American Pie… Aquella semana Alicia se rió y disfrutó como una auténtica soltera. Nunca se lo había pasado tan bien durante una semana. Lo consiguió. Se había olvidado de Javier.

El día de la cita Alicia se maquilló bastante y se puso una minifalda. Llegó a la discoteca justo a tiempo. Allí estaba Fernando. Nada más llegar salieron a bailar rápidamente. Sonaba “La chica de ayer”. Después se sentaron a tomar una copa. Charlaron hasta las tres de la madrugada.

Esa cita se convirtió en algo diario. Sólo que distinta. Se iban al cine, al parque de atracciones, a bailar, a cenar…

Un día estando los dos en “ LA POLKA ” sonaba la canción de la pareja. La que bailaron por primera vez juntos. De repente, apareció Javier. No había cambiado nada. El chico cogió a Alicia y la sacó a la pista. Al principio Alicia se quedó paralizada. Luego sus recuerdos le hicieron dejarse llevar y bailó con  él.  Al finalizar la canción Alicia se dirigió hacia Fernando y se sentó haciéndole ver a Javier lo presente. Javier, sin captar la indirecta le dijo:

-        ¿No me presentas a tu amigo?

-        Él no es mi amigo. Me hiciste una promesa y no la has cumplido. He decidido olvidarme de ti.

-        Te escribí 365 cartas. Una cada día durante un año. Nunca recibí respuesta.

-        Yo no recibí cartas.

Alicia se fue corriendo a casa. En el portal chocó contra su madre y las vió. Allí estaban todas. En el suelo. Su madre estaba en  el portal porque se dirigía a tirar todas las cartas de Javier.

-        ¿Cómo has podido?

-        Javier no te convenía Alicia. No es de los nuestros.

-        Pero yo estaba enamorada mamá. ¿No lo entiendes?

Alicia corrió de nuevo hacia el parque. Tercer banco a la izquierda. Lloró, sollozó y pensó durante toda la noche. Al amanecer se dirigió al apartamento de Andrea. Le contó todo lo ocurrido. ¿Por quién decidirse? Su amiga le dijo que ahora no era de momento de quedar bien. Sino de escuchar su corazón.

Alicia decidió ir a su casa a hablar con su madre. Pero de camino sucedió un imprevisto.

¿Por qué rondaba por allí un borracho conduciendo? Si no hubiese estado el borracho allí, no le hubiese ocurrido nada al la joven del tercer banco a la izquierda. A la humilde Alicia.

Fin

 

 

 

 

 

 

 

 

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